Esta noche a la fiesta llevamos el halwa ¡ándale! Mano a la obra, colectar tostar y limpiar las nueces de la India, limpiar y moler las especias, lavar y remojar las pasas; pues el desi ghee, mantequilla clarificada preparada por Ganpath el brahmán, a derretirse en el wok, la paella oriental, y adentro el suyí, sémola de trigo, cuidado con los grumos ¡les grumoux les grumoux! Mesclando con la palita de madera, mientras que la sémola fríe lentamente hasta dorarse bonita, pues las especias, las pasas, las nueces de la India, y el agua que se iba calentando en el fuego. Mezclando y cociéndose el halwa… ¡ay parbleu el azúcar!
Noche de luna llena, después de fumar varios chillums de adiós con Rajid que no viene a la fiesta quedándose al Banyan Tree donde vivimos, Anita y yo nos encaminamos por los dos kilómetros del caminito, yo con el maxi-halwa en las manos, lo suficiente para deleitar el paladar del centenar de personas que podrían estar, a veces hambrientas. Las vueltas del sendero las conocen bien mis pies descalzos hace calor que bello poder ir por la noche de invierno medios encuerados y descalzos; Anita con su guitarra y yo con la caldera, con la luz de la Luna que filtra a través de las ramas y hojas de innumerables árboles y palmas entrelazados uno al otro de esta: la jungla. Fauna nocturna.
El lago resplandece como el espejo de Tetzcatlipoca, obscuras negras aguas nocturnas la profundidad del alma el llamado la huida de la succión la atracción fatal… y la luna la mente se reflejan y esplende ahora el lago.
El fuego de lejos del otro lado y las sombras de las gentes sentadas alrededor, caminando por la costa derecha del lago, vueltas y revueltas alrededor de céspedes y cabañas vacías, están todos en el Full Moon Party, a un punto el viento nos lleva el sonido de los tambores, pues la guitarra.
La gente las voces muchos andan por ahí caminando a veces hasta la orilla del Mar grande como un océano, otros vienen del pueblo, dos kilómetros al sur llevando leña, hasta hay un clarinete. Anita toma asiento cerca de Marcus, guitarrista solista que lleva el viento del sur ritmos amazónicos o de la costa do Brasíl, lo acompañará toda la noche; yo estaciono la olla atrás de mi y me meto a preparar chillums.
El acido nos los pasan en corto, algo bueno que viene de Nueva Zelandia y que sube rápido, carcajadas, vampadas de comunicación tintineando adentro del túnel de los espejos, humeadas de chillum que llega el rito que nos mantiene el cinturón de seguridad abrochado para las altas velocidades cambio del motor rugiendo abajo; y las manos que corren rapidísimas sube y baja por las guitarras, el ritmo y la melodía y muchos cantan y los tambores los tambores en todos lados.
Mis manos desmenuzan la charas, lentas metódicas expertas, mientras me pasan otros chillums a prender, graso el humo sale de mi boca directo desde mis pulmones volcanes, las invocaciones las ofrendas los ¡Bom Siva! gritados antes de fumar, y las estrellas arriba a montones; listo mi chillum es por la música, se lo paso a Anita que lo da a Marcus a prender, acuestan las guitarras en la arena; súbito se mete Pilu con su guitarra disparada a todo speed en un punk-rock francés.
La leña la voy a traer en seguida desde afuera del círculo donde amontonaron ramas de todos tipos pero ya no hay las grandes y me encamino más bien me meto en el lago para cruzarlo a pié aquí en su lado bajo, hoy vi del otro lado un tronco bífido ahí tirado seco. Ahí mero en la orilla están Marta y Nacho sentados y salgo de las aguas justo en su cabaña, están prendidones ellos también, un rato juntos a fumar y absorber las cálidas olas de Luna.
El tronco lo arrastro alrededor del lago para que no se moje, justo al principio los céspedes intentan detenerlo pues en la playa anda fácil, las estrellas son millones y se mueven todas arremolinándose y además algunas dejan rastros luminosos aún si están ahí todas inmóviles; algunas de ellas te miran seguramente pulsando rojas pues azules pues verdes pues blancas y amarillas; el rastro del tronco en la arena es suave como suave es la arena en la cual se hunden mis pies y atrás de mi se crea un surco y los dos labios de la Tierra son sexys, y amasados en la arcilla gomosa de las infinitas posibilidades y memoria de la cual está hecho todo. ¡Bom Siva!
Un grupo está lejos del fuego serán unas treinta gentes envueltas en las tinieblas. Son aquellos que decidieron que mañana el sol no sube, y están ahí a temblar desde ahora.
Yo mi tronco lo pongo en el fuego, luz las llamas las guitarras y ahí viene el clarinete sinuoso y la veo, la olla el halwa, aún Anita lo ve, mano a la obra, con la paletita puedo servirle a la gente, y empezamos a caminar con la caldera entre ellos, es como un mar en tempestad de cabezas de codos de rodillas de pies y nosotros flotando ahí con la caldera entre las ollas y la sagrada misión de repartir el prashad el halwa ¡el postre! decimos gentilmente a las personas, o quizás tal vez les ordeno: ¡Prashad! ¡Prasadam! ¡el almuerzo sagrado la eucaristía de Ganesha! y ellos ahí confiando me tienden sus manos a copa a recibir mi ofrenda, pegajosa mantequillosa melaza blob en la noche.
Algunos tienen sus manos embarradas de arena de la playa y empiezan a mascar crujiendo entre sus dientes y pues intentan limpiarse con las manos embarradas y pegajosas con las pasas entre los dedos y sabor a canela; yo por tanto excavar con la paleta en la caldera me embarré hasta los codos y Anita por mantener la olla está allí pegajosa; atrás de nosotros es todo un delirio de gente que a lo mejor se lame los dedos, o intenta limpiarse con las telas de Benares ensuciándolas aún, pero muchos se quedan así con esta cosa en las manos con la cual no saben que hacer ni de que se trate y con el tiempo el blob se reproduce cayendo en la arena las colchonetas las prendas gototas semisólidas de melaza existencial.
Cada uno se refleja en la pegajosidad de su alma en el pegamento viscoso de su corazón en su lengua que habla prensil. Nosostros seguimos nuestra misión del contagio psicogravitacional el muérdago de los druídos aplastado pegajoso la baba del planeta que nos traga…
- Qu'est-ce saaá ? c’est la merde ! la merde regardez toi: noyé dans ta merde ! – Pilu parado enfrente de mi gritando acelerado con las venas del pescuezo hinchadas y su gorrito del Himachal en la cabeza.
Los peces hacen la fiesta, los peces del lago que vienen a comerse el halwa de las manos hasta en la orilla apenas corre la voz, pero quien aprovecha se lanza en el agua y hace la fiesta con los peces la Luna llena está todavía joven.
Rodolfo de Matteis, Real de 14, a 29 luglio 2012