LA OTRA HISTORIA DEL HALCON Y LA LUNA
un cuento de hadas
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Érase una vez una princesa infeliz. Por su padre, un rey tirano, ella existía solo por dar a luz a un heredero varón, y la vida de la pobrecita desde niña era atender desfiles de pretendientes. Ya que ella nunca veía la llama del amor en los ojos de uno de ellos, ni oía su propio corazón latir fuerte, decidió de ser fea, tanto fea que nadie la podría querer. Se retiró en el viejo castillo de familia en la sierra viviendo sola, comiendo poco y mal para aparecer flaca y enferma, sin bañarse ni peinarse par devenir horrible, sin gozar de la luz del sol para presentar una palidez de cadáver, sin nunca hablar así que su voz de por sí melodiosa se mudara en una cavernaria.
En verdad no vivía sola si no con una manada de perros enfermos de SIDA que quería mucho y cuidaba y les cocinaba el rico manjar al cual ya había renunciado ella misma. Tanto sufrimiento no podía no atraer la bruja malvada que se alimenta de dolor, y la hechicera la torturaba aún más con sus horribles palabras que la princesa, convencida de ser sola en el castillo, equivocaba con sus propios pensamientos. La otra cosa que ella escuchaba era el continuo borbollar y el toser de una voz que venía de su jardín y que parecía la de un hombre que estaba ahogandose; y fue por eso, ya que su ánimo seguía bondadoso a pesar de las aparencias, que un día ella se decidió a salir y descubrí que el gemido provenía de una especie de isla podrida en el medio del lago del castillo. Mirando bien se dio cuenta tratarse de la cabeza de un hombre casi hundido completamente y que el lago mismo no era otra cosa que el fruto de sus lagrimas mientras él seguía llorando y gimiendo. Ella empezó a gritarle de salvarse la vida y cuando él vió la luz esplender tanto en los ojos de la princesa interrumpió de una vez su antiguo llanto, decidió vivir y se levantó.
Cuando los dos se encontraron cara a cara en sus ojos estalló la chispa del amor. Pero él se sentía sucio y apestoso cubierto de algas como era y corrió a lavarse en el río antes de acercarse a su amada; ella no comprendió porqué después de tanta espera él no la abrazaba y de este momento aprovechó la bruja malvada para decirle mil mentiras e instalarle en el ojo derecho una webcam, así que cada vez que ella lo encontraba veía un monstruo macho aprovechador según los videos que proyectaba la hechicera, y esto causó otra temporada de sufrimientos para los dos. Pero el verdadero amor es más fuerte de las mentiras y por fin un día la princesa decidió de creer solo a su ojo izquierdo, lo del corazón, y así se entregó toda en los brazos de su príncipe azul.
Al entrelazarse sus cuerpos en el amor los dos de inmediato bosquejaron en dos direcciones opuestas: ella se transformó en un halcón e hizo lo que hacen los halcones, y él en un lobo e hizo lo que hacen los lobos. Todo el reino fue feliz cuando en el cielo voló el halcón, que era el emblema del país y que desde hace mucho no se veía, y todos supieron que iba a regresar la buena suerte, como de hecho pasó. La bruja malvada desapareció y las abuelitas empezaron a contar a las niñas y los niños la leyenda que un lobo terrible se la había comida y que él sigue siempre cuidando las fronteras así que los seres malvados lo piensen bien si intentar meterse en el feliz reino del halcón.
Los dos no siempre viven en su forma animal y, ahora que gozan de su verdadera naturaleza, cuando son humanos son serenos, fluidos y trabajan incesantemente por el bien de todos. A veces los dos se encuentran, quien sabe cuando y donde, y lo que hacen juntos no se puede saber, y por cierto sus ojos brillan, y se transforman en halcón y lobo y viven su libertad en el espacio infinito y son agradecidos por el asombroso don que se hicieron una a otro, por la vida que le regalaron sus padres, y el mundo entero goza de esta dicha.
De los perros enfermos de SIDA algunos fallecieron, otros sanaron y otros viven felices para siempre.
Rodolfo de Matteis, a 10 de septiembre de 2007
Traducción y reducción desde el original italiano por el autor, a 9 de julio de 2009