Solo, aquí en
el fin del mundo
oigo tu nostalgia hablar baja
bajo una capa de nubes grises
ahogada de temor, de angustia.
Te miro Rodolfo
mecerte en el columpio
hoy exaltado eufórico agitado
mañana inerte, flojo, decaído.
Nada, nada, nada.
Espero de viverte, usarte, curarte
en el amor para una sonrisa, un soplo de viento
una brizna de hierba que danza, una estrella fugaz
la fiesta los colores la vida que estalla por fin
en un amplio respirar horizontes
que a veces ya huele a último.
El mundo sigue, solo el tuyo será el fin.