El signo de la galera impreso en el ADN
o tal vez es solo el miedo
a empujarme en sus brazos
a construir mis rejas
a contar los muertos de cada noche de paz
a romper mis vetustos huesos blancos
para alimentar como fuera leña reseca
el fuego que alumbre de paranoia amarilla
y caliente de hielo solitario
la gruesas cadenas que me encierran los tobillos
amarrados con los demás esclavos que aullan
meciendónos lentamente al ritmo del tambor
el cantar triste de nuestra condena a la felicidad.
Y al amanecer cuando este joven pero antiguo sol
que ya conoce bien a mi y todo lo demás
y ya vió demasiados galeones cargados de miserias
me derrama en cima su luz cuando
nos encuentra en mar abierto entre África y las Américas
cadenas yo mismo anclados en el piso
fustigado por mi mismo vergajo a condenarme
a otro día eterno y sin aventura
con el cual bañar mi garganta reseca
de las cenizas de mi mismo cuerpo incinerado
durante las ricas libaciones de la noche de fiesta.
[Rodolfo de Matteis]