Entre palabras como heridas e interferencias diseguales
México 7 de noviembre de 2010
En el kiosko del Alameda Central
Donde solían quemar mujeres y hombres desmayadas
Durante alucinadas cacerías políticas de brujas
Hoy aquí suben las voces, las acciones, la limpia:
l@s poetas psikosomanitic@s performancer@s y el Bardo Rodol
Catean catacumbas infectadas para cazar
La muerte que tenemos adentro
La nuestra muerte cotidiana
Las comunicaciones interrumpidas
La muerte entre nosotr@s
Honrando el olor a quemado que tenemos en la raza
Capturamos la muerte adentro del cuerpo:
órganos en parte ya muertos
Hígado riñones cerebro y ¡ay! el corazón
Células muertas gritando en todo el cuerpo
piel quemada reseca
Olor a muerte en mi cruda infernal
Olor a muerte en la mirada tuya borracha
La muerte de no querernos más
La muerte pendeja
Cuando se deja morir un ensueño
El suicidio
El suicidio de adioses que no existen
El suicidio de hasta luego miedosos cuando tenían que ser adioses
El suicidio de tomar agua robada y vendida embotellada
El suicido de seguir usurpadores y ser corte del vampiro
La muerte de los colores no agradeciendo la gente por su diversidad
La muerte de no gozar de las chispas en los ojos vivos
La muerte de no explorar los espacios intergalacticos,
La muerte de no querer la soledad que explore noches húmedas y desveladas sin cena
La muerte del valor
El suicidio de la autocensura, del soltar la psicopolicia introspectiva
El suicidio de ser siempre solo superman o supermierd
El suicidio en el miedo de amar
El suicidio de no dar su espacio vital al monstruo que todos tenemos adentro
El suicidio de no hablarle nunca hasta que algún día nos devore
La muerte del intelecto de la consciencia critica de la libre creatividad del discernimiento
Nuestra vida de zombi, de muertos con credencial electoral para elegir siempre a Satanás
Nuestra vida de muertos con celular, control remoto y tarjeta
Nuestra vida de muertos que creen de ser vivos
Rodolfo de Matteis, a 7 de noviembre de 2010
para inaugurar el Festival de Poesía: Los Muertos Pueden Poetar
Kiosko del Alameda Central, México DF