Gris sobre Wirikuta el desierto sagrado, gris colcha húmeda y fría ahogándome diario
Blanco algodón si lo miras desde arriba del Quemado soleado, blanco algodón tendido sobre el altiplano hasta los montes sus fronteras lejanas
El plurianual ataque de los cañones anti-granizo a protección de fincas políticas de tomates de a tres pesos bloquea la lluvia condensando niebla
Grupitos de hombres color niebla esperando todavía de noche las trocas envueltas de niebla que los llevan, a tostón, a robar la tierra al Hikuri, el sagrado Peyote, protector y amigo de la humana evolución
Las mismas trocas regresan pasadas 12 largas horas aquellos mismos hombres ahora color de la arena, seca arena polvo del desierto única humedad su propio sudor, explotados peones vestidos de arena esclavos de la humana involución
Y es poco todavía ¡es vida todavía: vida normal! un poquito más allá las fosas comunes las torturas los desaparecidos la vulgar carcajada asesina del usurpador de México y de sus tropas lacayas
Apenas unas pocas horas pa’l norte y se vive la normalidad cotidiana de limpios chavos disparando en el montón de los estudiantes de limpios colegios de exportadores de la democracia
soledad enloquecida mandamientos comprimidos en salones kitsch matando en las escuelas los pocos niños que, tal vez, se salvaron de la violencia babosa del clero pederasta
Y los helénicos más pobres que nunca hospedando solos las masas, amontonadas en estadios de olimpiadas sin nada de olímpico, de gentes huyendo de guerras imperiales, libertad de los capitales, ferias de los puñales
… y el avión militar ruso derribado hoy, y con él toda esperanza.
Rodolfo de Matteis, Ojo De Agua Matehuala México, a 24 de noviembre de 2105